Normalmente lo que nos viene a la
mente al escuchar la palabra geisha
es una mujer muy hermosa, con rostro blanco, vestida con un kimono. Y si
queremos ahondar más en el asunto nos atreveríamos a decir que practican varias
artes como tocar el shamisen (un
tipo de instrumento), danzar con abanicos, realizar la ceremonia de servir el
té, saben crear una atmosfera interesante porque deben conocer desde política,
historias graciosas y de reflexión; en fin, son educadas y gráciles anfitrionas.
En cuanto a la paga generalmente es muy buena ($60,000 a infinito por velada) y
dependen del estatus del invitado y la escases actual entre ellas (menos de 1,000
geishas) a diferencia de la antigüedad en el año 1700 eran cerca de 80,000
geishas incrementa drásticamente sus servicios.
Leyendo una reliquia de revista
de 1992 me encontré con un título bastante llamativo: ¨La geisha más inusual¨ y
como subtítulo: ¨Incluso los japoneses se sorprenden de verlo¨. La verdad es
que me entró curiosidad y decidí leer el pequeño artículo.
Al terminarlo no me dejaba convencer y proseguí con
informarme mejor con respecto a la palaba geisho, sí, leíste bien, no es un
error de dedo.
Luego de masticar la idea un poco más recordé que en el kabuki (teatro japonés) utilizaban a
hombres para representar el papel de las doncellas y así me fui convenciendo de
que la idea no era tan descabellada después de todo.
Antiguamente en el siglo XIII las primeras geishas fueron hombres y aún se les conoce como houkan ó taikomochi (taiko: tambor y mochi: portador) que quiere decir: ¨el que lleva/porta el tambor¨. Igualmente vivían en distritos del entretenimiento (no placer, porque no son prostitutos ni prostitutas) y sus clientes se deleitaban con el espectáculo ofrecido por la música, el baile y la charla.
Como una de las características
es que cada taikomochi puede atender diferentes veladas y tener varios patrones
a la vez con el fin de obtener más dinero. En ese aspecto ellos no deben de
olvidar ponerse un determinado ´´chaleco´´ (como se muestra en la imagen la
prenda de color dorado con franjas rojas) otorgado por el patrón de la fiesta como para hacer propaganda
y que contraten sus servicios con ese patrón. Además, entre más recomendados
sean más prestigio obtienen y más caros son sus servicios.
Antes de la Primera Guerra
Mundial (1908) habían 470 taikomochis sin embargo, ahora escasean (se reporta que hay
4 en Tokyo y 1 en Kyoto).
Desafortunadamente la gente joven no está interesada
en sacrificar tiempo y esfuerzo para adiestrarse en el ámbito laboral de
convertirse en una geisha o taikomochi.
Siendo muy apreciados los que aún
quedan como son: Shozo Arai, Taikomochi Shichiko y Tamasuke por decir algunos.
Los taikomochi llegan a jubilarse hasta los 88 años y sin
sentir competencia contra las geishas, ellos se declaran más extrovertidos y
dichosos en realizar este oficio.
L.D
Referencias:
-Party
animal: A most unusual geisha by Marianne Robin and Eiko Murata. WINDS April
1992. JAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario